La política determina la toma de decisiones en cuanto a la financiación, los programas y las prioridades de los gobiernos donantes, los mecanismos de coordinación y las organizaciones de ayuda humanitaria. El equipo de Política y Defensa de la WPE trabaja para garantizar que la política humanitaria, y por lo tanto la práctica, den prioridad a la prevención y respuesta a la VG y para que la prevención y respuesta a la VG partan de principios feministas, promuevan la igualdad de género y hagan uso de las mejores prácticas e investigación disponibles.
La violencia de género sigue siendo un problema mundial importante; una de cada tres mujeres en todo el mundo sufre violencia física o sexual, principalmente a manos de una pareja íntima. A pesar de la existencia de normas y directrices mundiales para la prevención y la respuesta a la violencia de género y de la priorización retórica en los gobiernos y los organismos humanitarios, esta estadística pone de relieve los continuos desafíos que plantea la lucha contra este problema generalizado. En las crisis humanitarias, el riesgo de violencia de género aumenta de forma astronómica. Dado que las crisis humanitarias aumentan en intensidad, frecuencia y duración, es necesario continuar y mejorar los esfuerzos para prevenir y responder a la violencia de género. El informe ofrece varias recomendaciones para abordar estos desafíos. Algunas de ellas, como aumentar
la financiación directa y flexible a las organizaciones de mujeres y de derechos de las mujeres y mejorar la coordinación y la colaboración, se han planteado desde hace tiempo como formas de alcanzar los objetivos de localización, aumentar la priorización de la violencia de género en todo el sector, lograr los objetivos de igualdad de género y descolonizar la ayuda humanitaria.
Las organizaciones por los derechos de la mujer y dirigidas por mujeres son una fuerza y un motor fundamental para la prestación de servicios eficaces de prevención y respuesta a la violencia de género a mujeres, adolescentes y niñas afectadas por los conflictos y el desplazamiento. Si bien a nivel político se evidencia un mayor reconocimiento de la labor de estas organizaciones en un plano teórico, todavía son muy escasos los recursos económicos que se les asignan. A partir del informe “WHY NOT LOCAL?”, este informe ofrece un análisis de tres países y sus contextos: Afganistán, la República Democrática del Congo (RDC) y Ucrania, que pone de manifiesto las barreras que impiden el acceso a estas organizaciones a los recursos financieros para la ayuda humanitaria.
En este informe, el Comité Internacional de Rescate destaca varios desafíos a los que se enfrentan las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer (WRO, por sus siglas en inglés) al intentar acceder a la financiación y participar en la toma de decisiones en el sector humanitario, lo que pone de manifiesto todas las oportunidades que se perdieron en el proceso de adaptación local durante la pandemia del COVID-19. El informe también hace un seguimiento de la financiación de las intervenciones contra la violencia de género en tres contextos, poniendo de manifiesto la necesidad de dar prioridad a las intervenciones contra la violencia de género y de realmente incluir a las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer en estos esfuerzos. Además, las conclusiones obligan a los actores humanitarios a preguntarse: "¿Por qué no apostar en lo local?". Así, el Comité Internacional de Rescate hace un llamado a reformar el sistema para lograr una distribución más equitativa del poder, que incluya a las organizaciones feministas y a las organizaciones que trabajan con mujeres, que son quienes están en primera línea prestando servicios vitales a las mujeres y niñas afectadas por las crisis en sus contextos. Por último, el informe hace una serie de recomendaciones específicas instando a los actores del sector humanitario a cumplir sus compromisos, a dar prioridad a las intervenciones contra la violencia de género en las crisis humanitarias, y a promover una participación significativa de las organizaciones que defienden los derechos de las mujeres.
Conforme el virus COVID-19 se propagaba por todo el planeta, tanto los expertos como los activistas contra la violencia de género (VG) alertaron de que la pandemia, y como resultado de ella las restricciones de movimiento, pondrían a las mujeres y niñas en mayor riesgo de sufrir violencia en sus hogares. La cuestión de la violencia contra las mujeres y las niñas durante los encierros de la cuarentena suscitó un interés político sin precedentes a raíz del estallido de la pandemia. Sin embargo, materializar los compromisos y promesas hechas sobre la seguridad de las mujeres y niñas en recursos financieros y programas adicionales resultó mucho más difícil. En este informe, el Comité Internacional de Rescate da a conocer los testimonios de 852 mujeres refugiadas y desplazadas que atraviesan algunas de las crisis humanitarias peor atendidas y con menos financiación en 15 países en África Oriental, África Occidental y la región de los Grandes Lagos, con el propósito de conocer el impacto de la pandemia en su seguridad. El informe se centra en la respuesta humanitaria a la crisis sanitaria y se pregunta hasta qué punto la respuesta humanitaria al COVID-19 tuvo en cuenta las necesidades y la seguridad de mujeres y niñas.
La violencia de género es una epidemia mundial. El Comité Internacional de Rescate estima que 14 millones de mujeres y niñas refugiadas y desplazadas fueron víctimas de violencia sexual en 2019. Sin embargo, entre 2016 y 2018, solo se asignó el 0,2 % de todos los recursos humanitarios mundiales a la prevención y respuesta a la violencia de género, sumado a que las mujeres y niñas no suelen ser tenidas en cuenta en los planes de acción de los países para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ESTE INFORME destaca algunas de las relaciones entre la violencia de género y algunos ODS clave para poner de manifiesto en qué ámbitos deben integrarse la prevención y la respuesta a la violencia de género para hacer frente a la situación de particular desventaja a la que se enfrentan las mujeres y niñas en situaciones de crisis.
La violencia de género contra las mujeres y niñas suele acentuarse en las emergencias humanitarias, pues los riesgos son mayores y, en la mayoría de los casos, los mecanismos de protección de las familias y las comunidades desaparecen. Las mujeres rohingya que han llegado a Cox's Bazar han denunciado haber sido violadas por el ejército de Birmania. Por su parte, en los asentamientos de refugiados, a las mujeres y niñas no se les permite salir de sus carpas, quedando por tanto excluidas de los servicios y aumentando el riesgo de sufrir violencia por parte de sus parejas y familias. En Sudán del Sur, casi el 65% de las mujeres y niñas han sufrido violencia física o sexual. La explotación sexual de mujeres y niñas por parte del personal humanitario y de mantenimiento de la paz en situaciones de emergencia constituye un grave problema que el sector humanitario debe resolver.
En 2013, varios líderes mundiales, convocados por los gobiernos del Reino Unido y Suecia, se reunieron para hacer público el Llamado a la acción para la protección contra la violencia de género en emergencias, una iniciativa multilateral que pretende impulsar el cambio y exigir responsabilidades a todo el sistema humanitario para hacer frente a la violencia de género que sufren las mujeres y niñas a nivel mundial. Cuatro años después del lanzamiento del Llamado a la acción, el Comité Internacional de Rescate solicitó una revisión para comprender su impacto en la movilización de recursos, la atención y los programas con el fin de prevenir y responder mejor a la violencia de género. La investigación concluyó que el Llamado a la acción ha sido un catalizador que ha impulsado nuevos cambios, cada vez más rápidos, que han maximizado el impacto de los esfuerzos para fortalecer los programas contra la violencia de género y las actividades de promoción llevadas a cabo antes de 2013. El informe presenta las conclusiones principales, identifica vacíos en la iniciativa y recoge una serie de recomendaciones para el futuro.
Este informe hace una comparación de cuatro emergencias humanitarias: la de la República Centroafricana, la de Sudán del Sur, la de Irak y la crisis provocada por el virus del Ébola en Sierra Leona. En el informe se evalúa la respuesta a estas emergencias actuales en función de la prioridad que se ha dado a la violencia de género en la financiación, de la calidad de los esfuerzos en la coordinación contra la VG, de la implementación de las directrices para reducir el riesgo de VG en todos los sectores y de la prestación de servicios especializados contra la VG.
Un año después de la publicación del revolucionario informe de IRC ¿ESTAMOS ESCUCHANDO? NUESTRO COMPROMISO CON LAS MUJERES Y NIÑAS AFECTADAS POR EL CONFLICTO SIRIO, las Naciones Unidas llevaron a cabo una de las principales recomendaciones del informe: una evaluación en Siria en tiempo real de la implementación de las directrices interinstitucionales sobre prevención y respuesta a la violencia de género por parte de la comunidad humanitaria. Dicha evaluación contó con el apoyo de un comité directivo conformado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), junto con el Comité Internacional de Rescate (IRC) y el Cuerpo Médico Internacional (International Medical Corps), y se llevó a cabo entre junio y julio de 2015 en el Líbano, Jordania, la región del Kurdistán de Irak y el norte de Siria. Este informe, que se centró en los sectores de la salud, el agua, el saneamiento y la higiene, y el refugio, pone de manifiesto una importante brecha entre la política y la práctica humanitaria en materia de protección de las mujeres y niñas en la respuesta al caso de Siria, y ofrece recomendaciones para mejorar la coordinación, el liderazgo y los mecanismos de rendición de cuentas de las intervenciones contra la violencia de género en toda la región.
Para millones de mujeres y niñas sirias desplazadas por la guerra, el día a día es una lucha agotadora: desde buscar agua potable y alimentos para sus familias sin que las acosen constantemente hasta recibir amenazas de violencia doméstica en sus propios hogares. También es preocupante el grado de aislamiento, violencia e inseguridad que enfrentan. En nuestro informe ¿ESTAMOS ESCUCHANDO? NUESTRO COMPROMISO CON LAS MUJERES Y NIÑAS AFECTADAS POR EL CONFLICTO SIRIO, el Comité Internacional de Rescate pone de relieve las experiencias de las mujeres y niñas sirias y los obstáculos que enfrentan.
A principios de 2014, el Comité Internacional de Rescate publicó un documento sobre los terribles efectos de la guerra civil siria en las mujeres y niñas. El documento describe en detalle los grandes esfuerzos que las mujeres y niñas han tenido que hacer para escapar del conflicto en Siria, exponiéndose a graves riesgos, tanto durante la huida como en su situación como refugiadas en campamentos y ciudades de Irak, Jordania, Turquía y el Líbano.
Salvar vidas no es algo opcional repasa las respuestas a la violencia de género en cuatro emergencias - Haití, Pakistán, el Cuerno de África y la República Democrática del Congo (RDC) - para profundizar en el análisis de la respuesta de los donantes y organismos humanitarios en diversos contextos.
En 2012, el Comité Internacional de Rescate publicó un revolucionario informe sobre la violencia doméstica en África Occidental. Este informe posiciona firmemente en la agenda de la comunidad humanitaria el tema de la violencia doméstica, un problema global que afectará a 1 de cada 3 mujeres en su vida.